La Vía Francigena atraviesa Lucca hoy como en el pasado.

Sigerico (990), obispo de Canterbury, realizó la peregrinación a Roma y a su regreso llevó un diario en el que anotó las características de cada etapa. Esa ruta, siglos después, se convertiría en el "Camino de Europa".

En Lucca, en las grandes iglesias, como en las callejuelas, hay muchas señales que deja el paso de esta importante vía.

En aquella época, Lucca todavía estaba rodeada por el primer círculo de murallas, el romano. Por convención, el recorrido por la ciudad comienza en la Puerta de San Donato, que en la Edad Media, cuando el peregrinaje como voto religioso estaba en su apogeo, era la puerta norte. Desde aquí, el primer destino que buscaban los peregrinos era, sin duda, la catedral de San Martino, donde se guardaba el Santo Rostro, que hoy sabemos que es la escultura de madera más antigua de Europa. A lo largo de los siglos, se han reunido innumerables leyendas e historias milagrosas en torno a esta figura en toda Europa, y actualmente se conserva un considerable "tesoro" en el Museo de la Catedral.

Por la importancia que ha tenido en la historia de la ciudad y por la devoción que siempre le han profesado los lucenses, la Santa Faz es el símbolo mismo de la peregrinación a Lucca y se representa a menudo en la arquitectura religiosa y civil y es protagonista de pinturas y esculturas.

En el atrio de la iglesia, otros elementos decorativos recuerdan esta importante época: el laberinto del amor divino, el mismo representado en las catedrales del norte de Europa, un retrato de la condesa Matilde que tanto hizo por los peregrinos, una inscripción en latín que es un juramento de los cambistas de Lucca que se comprometieron a no engañar a los peregrinos bajo el pórtico de San Martino ni en los hospitali donde prestaban servicio.

Otro lugar que recuerda el paso de muchos peregrinos a Lucca es el callejón de Altopascio. El propio nombre alude a la presencia de un hospitale gestionado por los monjes que, un poco más adelante, en Altopacio, habían fundado uno de los principales lugares de hospitalidad a lo largo de la ruta, en un gran edificio en torno al cual se reúne ahora el antiguo centro de la ciudad. El símbolo de Tau aún puede verse en un escudo de armas en la fachada del pequeño edificio neogótico.

En una pequeña calle junto a la iglesia de San Frediano, el pozo del palacio Fatinelli recuerda el episodio milagroso de Santa Zita y un peregrino al que la santa, sin tener nada más que ofrecer, cambió el agua del pozo en vino.

Via Francigena Entry Point (cerrado temporalmente) es un recorrido virtual por la Vía Francigena en el que se puede experimentar, en pocos pasos, toda la experiencia del viaje.