A finales del siglo XIX, el gran edificio de la fábrica de tabaco en Lucca empleaba a cientos de personas. Las cigarreras de Lucca se hicieron famosas por su habilidad para hacer el famoso "stortignaccolo" que, aunque nació de un accidente, fue inmediatamente famoso.
Los cigarreros, que llegaban del campo, se reunían por la mañana, antes del trabajo, en la pequeña iglesia de Santa Catalina, uno de los más bellos ejemplos de la Lucca barroca que llegó a serlo,