A lo largo de los siglos, las tres puertas, la de San Pietro, San Donato y Santa Maria, se cerraban cuando llegaba la oscuridad. Los que se quedaban fuera tenían que esperar hasta el amanecer para volver a entrar. Sólo durante acontecimientos excepcionales, como la visita de Carlos V en 1536, las puertas permanecían abiertas.
La última puerta construida fue la de San Donato. Diseñada por Muzio Oddi y comenzada en 1628, se terminó en 1639. Estaba controlada por una estructura llamada "castello" que representaba uno de los puntos centrales del sistema defensivo de las murallas. Prueba de su importancia son las penas por no vigilarlo: el castellano podía ser desterrado si se alejaba de su puesto y si dejaba entrar a un extranjero, su vida dependía de ello.
La última en construirse, la Puerta de San Donato, fue la primera en permanecer abierta durante la noche. Así lo decidió el Consejo General en 1777, estableciendo también la obligación de pagar peaje por cruzar de noche. Médicos, cirujanos, boticarios y niñeras estaban exentos.