LOS VIAJEROS
Pierre David, J4 y Khadine son tres de las diez seductoras esculturas que están dando la vuelta al mundo y ahora en Lucca durante un mes. Algunas caras parecen neutras, otras transmiten nostalgia, otras la alegría del aterrizaje. La dislocación de las estatuas (la primera junto al cuartel de San Regolo) y la segunda y la tercera a pocos metros, casi hasta la sede de Lucchesi nel Mondo, se convierte también en un homenaje a todos nuestros conciudadanos que a lo largo de las décadas se han marchado a tierras lejanas en busca de fortuna, encontrándola o convirtiéndose en referencias importantes en las comunidades del extranjero.
Un encuentro fascinante entre la historia y el arte contemporáneo.
En la maleta de los protagonistas de las instalaciones, dispuestas a lo largo del círculo urbano y con la catedral de San Martino como telón de fondo, hay recuerdos, nostalgia, el peso de la vida, obligaciones, pero también esperanzas, orgullo y ganas de viajar, de vivir. Equipajes de forma diferente unos de otros, elementos que se combinan para dar una connotación humana, psicológica y social particular del viajero, y así, en cierto modo, "reconocerlo".
El artista ha encontrado así su forma de expresión personal e inédita. Las estatuas aparecen así, a primera vista, como inacabadas, con partes que faltan de forma evidente, obligando al observador a preguntarse incluso cómo pueden mantenerse en pie. "Les Voyageurs" puede leerse también como una metáfora del viaje, necesario para la maduración personal y social.
En muchos casos, uno se niega a responder a la llamada de la aventura porque no quiere abandonar la seguridad de un mundo que conoce perfectamente. Afrontar lo desconocido da miedo, pero también es la única forma de crecer. Salir a los caminos del mundo, responder a la llamada de la aventura, aunque implique lágrimas y pérdidas. Un deseo de redimirse, o simplemente de volver.
La exposición estará abierta hasta el 2 de noviembre.