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La construcción del Palacio Pfanner se remonta a 1660. Los Moriconi, miembros de la aristocracia mercantil luquesa, fueron quienes encargaron su edificación. Arruinados por la quiebra económica, los Moriconi se vieron obligados a vender en 1680 el edificio a los Controni, que también eran comerciantes de la seda que después habían ascendido al rango nobiliario.
Los Controni se dedicaron a ampliar el edificio: hacia el año 1686 supervisaron las obras para la realización de la escalinata según el proyecto, supuestamente, del arquitecto luqués Domenico Martinelli, cuya actividad se centraba sobre todo en las capitales europeas de Viena y Praga; durante los primeros años del siglo XVIII encargaron, seguramente a Filippo Juvarra, la rehabilitación del jardín de la parte de atrás; y durante el mismo período encargaron a pintores “arquitectónicos” locales la realización de los frescos de las bóvedas de la escalinata y de los interiores de la residencia nobiliaria.
Las andanzas de la familia Pfanner se entrelazan con la secular historia del Palacio, hacia mediados del siglo XIX. En efecto, fue Felix Pfanner, un cervecero natural de Hörbranz (Austria), pero de familia bávara, quien compró poco a poco toda la estructura, después de haber instalado en la misma, a partir de 1846, su cervecería, que fue una de las primeras de Italia. La histórica cervecería Pfanner, un ameno lugar de producción y escancia situado entre el jardín y el sótano del Palacio, cerró en 1929. El Palacio actualmente todavía es de propiedad de la familia Pfanner, que en 1995 emprendió una ardua tarea de revalorización del mismo, promoviendo su restauración y su apertura a los visitantes.
Con sus plantas herbosas, las flores ornamentales, las plantas de tronco alto y las tinajas con limoneros que acompañan al monumental desfile de estatuas del siglo XVIII que representan a las divinidades del Olimpo griego y a las Cuatro Estaciones, el jardín del Palacio Pfanner, que es bien visible desde las dos perspectivas de las murallas urbanas y de la escalinata, representa un preciado ejemplo de jardín barroco asentado en el corazón de la Lucca medieval. La fuente octogonal situada en la intersección de los dos paseos centrales y el elegante invernadero de limoneros al norte decoran un espacio verde que a finales del siglo XIX, en plena Belle Époque, hizo de marco a la Cervecería Pfanner y, más recientemente, en 1996, fue elegido como escenario para la película “Retrato de una dama”, interpretada por Nicola Kidman y John Malkovich.
La escalinata monumental, inmortalizada en la célebre película de Monicelli “El Marqués del Grillo” (1981), lleva hasta la residencia nobiliaria, constituida por un amplio salón con frescos de Pietro Paolo Scorsini de principios del siglo XVIII, salas laterales lujosamente amuebladas, un dormitorio en el que tuvo lugar el idilio, en 1692, entre el Príncipe Federico de Dinamarca y la dama luquesa Maria Maddalena Trenta y por una cocina histórica.
La residencia alberga una exposición permanente de instrumental médico quirúrgico de finales del siglo XIX perteneciente a Pietro Pfanner, ilustre médico, filántropo y que fue alcalde de Lucca de 1920 a 1922.