El nombre oficial de la calle seria "via del Fosso", en singular, pero para todos los de Lucca, es "Via dei Fossi" en plural desde el primer tramo, interrumpido por la apertura de la Madonna dello Stellario, sigue un segundo que continúa hasta las murallas, y luego un tercer, cubierto en 1821 que inicialmente tomó el nombre de "via dei Fossi Coperti", ahora Corso Garibaldi donde al final del invierno todos esperan el espectáculo único de la floración de las magnolias japonesas que la flanquean.

La Via dei Fossi es definitivamente una de las calles más características de Lucca. El canal fue construido en 1376 con el objetivo de defender la parte oriental de la ciudad y siguió el trazado de las murallas, aún parcialmente reconocible por la presencia de las dos puertas de Borgo y San Garvasio.

Durante siglos, esta calle ha desempeñado un papel fundamental en la economía de la ciudad, ya que el agua del foso se utilizaba como motor de muchos talleres artesanales, incluidos los de la seda. En el campo de la seda, Lucca ostenta, de hecho, una primacía. Fue el primer lugar donde se desarrollaron e implementaron las técnicas para su procesamiento a gran escala gracias al uso de la energía hidráulica.

Debido a los disturbios políticos que la golpearon en el siglo XIV, muchos artesanos  de la industria textil de Lucca emigraron a las principales ciudades del norte de Italia, como Venecia y Bolonia, donde estabilizaron y desarrollaron el comercio de la seda, difundiendo así las grandes innovaciones tecnológicas nacidas en Via dei Fossi.

Aún hoy, la calle se caracteriza por un tipo de edificio preciso, funcional a las actividades de la seda, con el altano abierto a los pizos superiores, utilizado como secadero, con las habitaciones cubiertas por bóvedas de crucería en la planta baja que permitían el uso de diversos dispositivos mecánicos alimentados por el agua del canal. El curso de agua era, por lo tanto, una parte integral de los trabajos, las madejas se disponían ordenadamente a lo largo de las paredes de las zanjas para secarse.

En 1822 el arquitecto Lorenzo Nottolini diseñó, a petición de la duquesa de Lucca Maria Luisa dei Borbone, el nuevo acueducto para llevar "agua clara y pura" desde las fuentes de las colinas al sur de Lucca hasta el centro histórico. Hay dos hermosas fuentes neoclásicas, todavía muy utilizadas por el pueblo de Lucca, realizadas aquí por Nottolini, en correspondencia con el ensanchamiento de la Madonna dello Stellario y de la Porta San Gervasio.

Caminar por la Via dei Fossi nos permite, por tanto, respirar el espíritu de Lucca y visitar algunos de sus lugares de gran interés.

La Villa Bottini-Buonvisi del siglo XVI, el único ejemplo de la villa de Lucca en la ciudad, con sus espléndidos jardines rectangulares, logia y habitaciones decoradas. Frente a la Villa se encuentra la pequeña iglesia de la Santísima Trinidad, que data del año 1589, con en su interior la Virgen de la leche, otrora venerada estatua de Mateo Civitali, mientras que a pocos metros se encuentra la Porta San Gervasio, una de las dos puertas de las murallas medievales que aún existen. Continuando hacia el sur, en la rampa de acceso a las murallas renacentistas, se encuentra la entrada al Jardín Botánico del siglo XIX y al final de la Via dei Fossi, donde el canal está enterrado bajo el actual Corso Garibaldi se encuentra la Iglesia de la Rosa de 1309, un raro ejemplo de estilo gótico en Lucca.

Los talleres de herreros, lavanderías, tejedores, hojalateros, zapateros, ya no existen, pero toda la zona al este de Lucca que involucra Piazza San Francesco, Via dei Fossi, Via della Zecca, Porta dei Borghi, está teniendo un renacimiento cultural y comercial, aún por descubrir, gracias a la presencia de numerosos estudios de arte, pintores, escultores, artesanos, cervecerías y algunos de los mejores restaurantes de la ciudad. A esto se suma la presencia del Centro de Arte Contemporáneo L.u.C.C.A., instalado en el interior del Palazzo Boccella, para hacer más allá de la forma única esta zona menos conocida que Lucca.