En este rincón de la ciudad hay interesantes monumentos de diferentes épocas.
A menudo sucede en una ciudad como Lucca.

Entrando por la Porta Santa Maria desde Via Fillungo, se puede llegar rápidamente a la Piazza Anfiteatro, rediseñada en el siglo XIX por el arquitecto Lucchese Lorenzo Nottolini sobre los restos del anfiteatro romano del siglo II d.C. Es quizás una de las plazas más fotografiadas del mundo, ciertamente única por su forma elíptica y la irregularidad del horizonte de los tejados.

El poderoso campanario, cerca del ábside de la iglesia, delata la orientación irregular de esta iglesia que, a diferencia de las otras, tiene una fachada orientada al este.

La Piazza San Frediano está dominada por la fachada y por el mosaico del siglo XIII de la Basílica fundada en la segunda mitad del siglo VI por Frediano, el santo obispo irlandés.

La tradición local atribuye al "santo hidráulico" el milagro del desvío del curso del río Serchio, cuyas inundaciones amenazaban la ciudad, como nos dicen los frescos del siglo XVI del Aspertino conservados en su interior.

Desde la basílica se llega a la Piazza Anfiteatro, proyectada en el siglo XIX por el arquitecto lucchiano Lorenzo Nottolini siguiendo las líneas del anfiteatro romano del siglo II d.C., y a la via Fillungo, la calle más famosa y animada de la ciudad, cuyo recorrido sigue en parte el del Cardo maximus de la ciudad romana.

En la parte posterior de la basílica se encuentra la Piazza del Real Collegio, un prestigioso edificio que en su día se utilizó también como sede de la universidad. Desde aquí se puede llegar a una de las subidas al Mura, desde donde se puede contemplar las colinas de Lucca y disfrutar de una sugerente vista del Palacio Pfanner y su jardín barroco.