Caminar, holgazanear, perderse en los callejones sigue siendo la mejor estrategia para los que buscan el verdadero aliento de las cosas.
A la incorruptible categoría de viajeros una sugerencia (obviamente en voz baja), una visita a uno de los lugares menos expuestos y frecuentados de la ciudad: la iglesia de Santa María Corteorlandini.