Caminar, holgazanear, perderse en los callejones sigue siendo la mejor estrategia para los que buscan el verdadero aliento de las cosas.
A la incorruptible categoría de viajeros una sugerencia (obviamente en voz baja), una visita a uno de los lugares menos expuestos y frecuentados de la ciudad: la iglesia de Santa María Corteorlandini.
Una de las numerosas iglesias de Lucca, así como uno de los mejores ejemplos del barroco de la ciudad, Santa Maria Corteorlandini es una antigua iglesia de fundación altomedieval que debe su extraño nombre a la presencia de la corte de la familia Rolandinghi lombarda, el "Curtis Rolandinga".
Como recuerda la inscripción junto a la puerta de la sacristía, la iglesia fue completamente reconstruida en 1188 por el maestro Guido, pero de esa iglesia románica quedan pocos restos; de hecho, dos grandes renovaciones interesaron a la iglesia a finales del '500 y principios del '700 y cambiaron su aspecto para siempre.
Las vacaciones de Navidad
son la mejor época para visitar esta iglesia, de hecho, desde el 8 de diciembre hasta la Epifanía se expone el pesebre vestido, un raro ejemplo de pesebre histórico de finales del '600, que destaca por los tejidos de fabricación lucchese.
El origen napolitano de algunas estatuas, en particular las que se refieren al pueblo, nos recuerda la gran difusión que, en el período barroco, tuvo el belén perteneciente.
Las relaciones entre Lucca y Nápoles ya estaban bien establecidas, gracias al comercio de la seda y a la notable tradición musical de ambas ciudades. A finales del siglo XVII, en la iglesia de Santa María Nera, llegó toda la teatralidad del nuevo pesebre napolitano que tendía a mezclar lo sagrado y lo profano, representando la vida cotidiana que animaba las pequeñas plazas, calles y callejones. Así aparecieron, incluso en el pesebre de Lucca, estatuas de personajes como mendigos, taberneros, zapateros, los humildes y los abandonados. Los maniquíes del pesebre de Santa María Nera tienen cabezas y miembros de madera, pero con un núcleo de alambre de hierro cubierto con estopa que permite que las estatuas tengan poses más plásticas. Por lo tanto, no es sólo la historicidad lo que la hace extraordinaria, sino también la originalidad de las grandes estatuas con sus articulaciones de madera y la belleza de los mantos de los Reyes Magos, en particular el manto de terciopelo verde que data de principios del siglo XVII, que pone de relieve la antigua maestría lucchesa en la fabricación de tejidos
Le feste natalizie
sono il periodo migliore per visitare questa chiesa, infatti, dall’8 dicembre all'Epifania viene esposto il presepe vestito, un raro esemplare di presepe storico della fine del '600, che si distingue per i tessuti di manifattura lucchese.
La provenienza napoletana di alcune statue, in particolare quelle che riguardano il popolo, ci ricorda la grande diffusione che, in epoca barocca, ebbe il presepe pertenopeo.
I rapporti tra Lucca e Napoli erano già consolidati da tempo, grazie al commercio della seta e alla notevole tradizione musicale di entrambe le città. Alla fine del seicento, nella chiesa di Santa Maria Nera, arrivò quindi tutta la teatralità del nuovo presepe napoletano che tendeva a mescolare sacro e profano, rappresentando la quotidianità che animava piazzette, vie e vicoli. Apparvero così, anche nel presepe lucchese, statue di personaggi del popolo come i pezzenti, i tavernari, i ciabattini, gli umili e i derelitti. I manichini del presepe di Santa Maria Nera hanno testa ed arti di legno, ma con un'anima in filo di ferro rivestita di stoppa che permette alle statue di avere pose più plastiche. Quindi, non è solo la storicità a renderlo straordinario ma anche l'originalità delle grandi statue dalle articolazioni in legno snodabile e la bellezza dei mantelli dei re magi, in particolare quello verde di velluto risalente ai primi del'600, che mette in evidenza l'antica maestria tutta lucchese della fabbricazione di tessuti.
foto Roberto Giomi