la Piana di Lucca

6 municipios, 1 territorio, infinitas experiencias. La belleza de la naturaleza y el arte.

Rodeada de colinas cultivadas con vides y olivos, la llanura de Lucca es un tranquilo rincón de la Toscana más querida. El más rico en arte y naturaleza, donde uno puede desplazarse fácilmente a pie o en bicicleta para descubrir pequeños y grandes tesoros.

El centro histórico de Lucca no es más que el punto de partida ideal para una historia que se desenvuelve por las colinas y la llanura donde se descubre, en plena campiña, uno de los parques arqueológicos más grandes de Italia, donde las villas monumentales de las laderas se funden con el paisaje agrícola de olivares y viñedos en terrazas; las pequeñas iglesias parroquiales medievales acogen a los paseantes por uno de los senderos históricos de Europa; los bosques naturales esconden jardines de especies raras de plantas de todo el mundo que llevan tanto tiempo entre nosotros que se han convertido en símbolos.

De estos paisajes nacen los productos para nuestras mesas:

vino y aceite, principalmente, patrimonio de la gastronomía toscana e italiana, pero testimonios de la tierra cuya inconfundible huella llevan en los infinitos matices de color y perfume que uno nunca deja de apreciar. Tan cambiantes y variados como los paisajes y los territorios, cada uno con su pequeña gran diversidad.

Estos son los principales «condimentos» de una cocina de tradición e innovación cuyos ingredientes son a menudo patrimonio del saber local: hierbas silvestres, frutos y aguas de las mejores fuentes «secretas» que componen platos sabrosos y versátiles, extremadamente estacionales, como las numerosas variedades de sopas, tradición toscana de excelencia y bien acompañadas, según una tradición secular, por productos de la cercana costa tirrena y de la montaña.

La llanura de Lucca es un equilibrio armonioso, un diálogo continuo entre ciudad y campo, una historia en la que naturaleza y cultura se entrelazan y diseñan con delicadeza y esmero uno de los paisajes más queridos y admirados del mundo.

El arte y la cultura son fruto de una historia milenaria en la que no han faltado nobles y aristócratas, hábiles artistas y hábiles comerciantes, empecinados científicos e irreductibles soñadores que nos han legado la custodia de un patrimonio de gran cultura que a veces se encuentra en diminutos museos y en los lugares más insospechados. Aquí, la artesanía siempre ha sido el soporte del Arte, un sutil tejido de saber hacer que sigue caracterizando las actividades locales, ya sean pequeñas o grandes.