La artillería se colocaba en puntos estratégicos de los bastiones.
Las murallas de Lucca estaban defendidas por tres clases de artillería. Del primer tipo eran el esmeril, el halcón, el falconetto, el sagro y el cuarto cañón colubrado. Disparaban una bala que podía pesar hasta 12 libras. La segunda clase incluía los culverines, que pesaban unas tres toneladas, los medios culverines, los cañones, los medios cañones y los cuartos de cañón. Las balas pesaban más de 12 libras. Por último, los petriers, que disparaban balas de piedra.
En total, había un centenar de piezas, casi todas producidas por la fundición situada a lo largo del conducto de agua, cerca de lo que hoy es la plaza Cittadella.