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RI-CONOSCERE LE MURA - La última batalla

los motores contra las Murallas

 

Tras haber resistido durante siglos, las Murallas corrían peligro de ser derribadas en el siglo XX. La amenaza no provenía de ejércitos extranjeros, sino de los coches.
Se utilizaban como circuito para carreras de velocidad y rallies. Así fue durante la primera parte del siglo, cuando poseer un coche estaba reservado a las familias adineradas.
Las cosas cambiaron cuando a partir de finales de los años 50, alentados por los utilitarios Fiat, el mercado automovilístico atrajo a una gran masa de población. Para las Murallas, el auge del automóvil significó su utilización como carretera de circunvalación para todo tipo de coches, desde los diminutos 500 hasta los voluminosos autobuses.

Las Murallas y el Spalti se transformaron entonces en un inmenso aparcamiento. Esta situación empeoró de año en año y duró hasta la segunda mitad de la década de 1980, cuando, instada por la Superintendencia de Monumentos, la Administración Municipal puso en marcha las primeras medidas que liberaron a las Murallas de la presencia de coches.

Resistencias de diversa índole se opusieron a esas medidas, pero no detuvieron el rumbo tomado por la Administración Municipal que salvó la integridad de las Murallas y el Spalti y devolvió a la ciudad un inmenso parque urbano.

 

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