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Casa Puccini en Torre del Lago

La casa museo Puccini en Torre del Lago es un lugar de memoria y de emociones que recuerda la vida, las pasiones y el arte inmortal del gran compositor.

 

CONTACTOS

DIRECCIÓN: Viale G. Puccini, 266 Torre del Lago

TEL: 0584 341445

E-MAIL: villamuseo@giacomopuccini.it

WEB: giacomopuccini.it

Giacomo Puccini llegó por primera vez a Torre del Lago en 1891 para pasar el verano y alquiló una casa-torre en el lago de Massaciuccoli. Se enamoró tanto de la atmósfera encantada y de la tranquilidad del pequeño pueblo que decidió comprar la casa. 

Así describió Torre del Lago en una carta a su amigo Alfredo Caselli: "dicha suprema, paraíso, Edén, empíreo, turris eburnea, fuente espiritual, palacio real ... habitantes 120, 12 casas. País apacible, lujoso y extraordinarias puestas de sol ...".

Para el Maestro, Torre del Lago era el lugar elegido donde refugiarse para trabajar con serenidad y relajarse con sus grandes pasiones, rodeado de una naturaleza salvaje y exuberante: caza y pesca en compañía de excelentes amigos, entre ellos los pintores Macchiaioli Ferruccio Pagni, Francesco Fanelli y Plinio Nomellini.

Tras la compra, la antigua casa-torre fue demolida y reconstruida con el aspecto de una típica villa burguesa de finales del siglo XIX, con el lago que originalmente bañaba el camino de entrada alrededor de la puerta del jardín. Puccini mismo participó en la renovación con los arquitectos Luigi De Servi y Giuseppe Puccinelli, mientras que las decoraciones pictóricas interiores son obra de Plinio Nomellini.

Un edificio de dos plantas de estilo Art Nouveau, sencillo y elegante, embellecido por un balcón cerrado de hierro y cristal que conecta la entrada principal con el pequeño jardín. Este último conserva su aspecto original de inspiración japonesa: parterres de formas y tamaños irregulares, adornados con piedras extrañas y rodeados de setos, plantas con flores y una gran palmera.

En el interior, las salas han permanecido intactas, con el mobiliario y la decoración que el propio Puccini había querido.

El dormitorio con su gran cama de latón, tocador y escritorio; el salón con los retratos del Maestro, la máscara funeraria de Bruselas (donde murió en 1924), el refinado biombo donado por Japón y el precioso piano Forster, con el que compuso algunas de sus obras más famosas en esta misma casa: Tosca, Madama Butterfly, La fanciulla del West, La Rondine, el Trittico.

En la veranda, en la sala de manuscritos y en la cocina hay objetos de la vida cotidiana, honores y premios de todo el mundo, cuadros de amigos de Macchiaioli, retratos de amigos y colaboradores, y notas manuscritas tras la operación de garganta.

En la sala de caza se exponen rifles, trofeos de caza y botas muy queridas.

En la planta baja, en la pequeña y sencilla capilla que el arquitecto Pilotti excavó en un salón, se conservan desde 1926 los restos mortales del compositor y su familia.